cascada, ruge sobre San Benedetto en los Alpes, donde un millar de hombres debiera hallar su retiro[1], así en la parte inferior de una roca escarpada, oimos resonar tan fuertemente aquel agua teñida de sangre[2], que me habria hecho ensordecer en poco tiempo. Tenia yo una cuerda ceñida al cuerpo, con la cual habia esperado apoderarme de la pantera de pintada piel[3]: cuando me la desaté, segun me lo habia ordenado mi Guia, se la presenté arrollada y replegada: entonces se volvió hacia la derecha, y desde una distancia considerable de la orilla, la arrojó en aquel abismo profundo.—Preciso es, decia yo entre mí, que alguna novedad responda á esa nueva señal, cuyo efecto espera con tanta atencion mi Maestro.
—¡Oh! que circunspectos deberian ser los hombres ante los que, no solamente ven sus actos, sino que, con la inteligencia, leen en el fondo de su pensamiento!—Mi Guia me dijo: Pronto vendrá hácia arriba lo que espero, y pronto tambien es preciso que descubran tus ojos lo que tu pensamiento no vé con seguridad.
- ↑ Segun Boccacuo, uno de los comentadores de Dante, esta frase se refiere á que algunos condes, señores de aquellos montes, determinaron fabricar un castillo en el sitio donde se forma esta cascada, y adosar á él muchas cabañas para vivienda de sus vasallos; pero esta determinacion no tuvo efecto por haber muerto su principal emprendedor.—Segun otros, se refiere á una abadia allí existente, la cual era capaz de contener mil monjes.
- ↑ El Flegeton.
- ↑ Segun el sentido moral, esta cuerda puede significar que hacia profesion de alguna virtud. Para conocer cual sea esta, debe tenerse presente que la cuerda se destinaba á cojer á Gerion, imágen del fraude, por lo cual debe ser el símbolo de la virtud contraria á aquel vicio, ó sea la de aquella magnanimidad que hace al hombre acérrimo partidario de la verdad, y con la cual creyó Dante apoderarse de la pantera de pintada piel; esto es, persuadir y atraer al bien á los florentinos. Otros creen que esta cuerda sea símbolo de la vigilancia, y que Dante tomó su alegoria de algunos pasajes de las Escrituras, en que se lee: «Sint lumbi vestri præcinti, et lucerne ardentes in manibus vestris,»—Luc., 12, 35.—«Neque dormiet, neque solvetur cingulum renum ejus,»—Isaias, 5, 27, y otros.