27 Estando para cumplirse los siete dias, los judíos venidos de Asia, habiendo visto á Pablo en el Templo, amotinaron todo el pueblo, y le prendieron, gritando:
28 Favor, israelitas: este es aquel hombre que, sobre andar enseñando á todos, en todas partes, contra la nacion, contra la Ley, y contra este santo Lugar ha introducido tambien á los gentiles en el Templo, y profanado este Lugar santo.
29 Y era que habian visto andar con él por la ciudad á Tróphimo de Epheso, al cual se imaginaron que Pablo le habia llevado consigo al Templo.
30 Con esto se conmovió toda la ciudad, y se amotinó el pueblo. Y cogiendo á Pablo, le llevaron arrastrando fuera del Templo, cuyas puertas fueron cerradas inmediatamente [1].
- ↑ Para que no pudiese refugiarse en aquel asilo invio-
ya no eran necesarias: con todo su humildad le hace seguir el consejo de los eclesiásticos de Jerusalem; y su caridad le hace condescender con las inclinaciones de los judíos. El celo verdadero hace que nada omitamos para ilustrar á los ignorantes, ó ganar á los preocupados: la prudencia dicta que nos justifiquemos; y la humildad que procuremos no irritar la obstinacion y malicia de nuestros enemigos por mostrar una firmeza excesiva. Es verdad que la obstinacion del pueblo supersticioso frustró todo el efecto de la condescendencia del Apóstol: la cábala y la malicia hicieron inútil su caridad complaciente: sin embargo la caridad nunca se pierde, siempre edifica; es útil para todas las cosas.