Página:La ciudad de Dios - Tomo I.pdf/107

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
89
La ciudad de Dios

conocimiento propio y exacto, y para qué fin nacistéis en esta vida, que es sin duda para seguir la virtud: aprended un modo de vivir que sea honesto, sin ofensa del prójimo, y dando á cada uno lo que es suyo; comprended cuán breve y fragil es la vida con las causas de la humana inconstancia: entended cuál es lo más substancial de las riquezas, qué es lo que se debe desear y pedir á Dios, el provecho y utilidad del dinero con su verdadero uso; y para no ser pródigos ni escasos, aprended lo que se debe dar y emplear en los enemigos y deudos, en los padres y en la patria, y considerad la vocación y estado que Dios os dió, para que viváis contentos con vuestra suerte.» Dígannos: ¿en qué lugares ó templos se acostumbran dictar semejantes preceptos y documentos que enseñasen los dioses, y á donde acudiesen á oirlos las naciones que los adoraban, como nosotros podemos manifestar las iglesias fundadas con este laudable objeto en todas las partes que ha sido admitida la religión cristiana?



CAPÍTULO VII

Que poco aprovoha lo que ha inventado la filosofia sin la autoridad divina, pues á uno que es inolinado á los vicios, más le mueve lo que hicieron los dioses que lo que los hombres avеriguaron.


Y si acaso alegaren en contraposición de lo que llevamos expuesto las famosas escuelas y disputas de los filósofos, digo, lo primero, que estos insignes liceos no tuvieron su origen en Roma, sino en Grecia, y si ya pueden llamarse en la actualidad romanos, porque lá Grecia ha venido á ser provincia romana y estar sujeta á su imperio, no son preceptos y documentos de los