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San Agustín

y seductores dioses, y por otra, abominando, 'y anatematizando con autoridad divina esta perjudicial y contagiosa codicia de los hombres, poco a poco va entresaá cando de todas las partes del mundo infectas, y aún destruidas con estos males, su dichosa familia, para ir estableciendo y fundando con ella la ciudad que es eterna y verdaderamente gloriosa, no por voto y común aplauso de la humana vanidad, sino á juicio de la misma verdad, que es Dios?



CAPÍTULO XIX

De la corrupción que hubo en la república romana antes que Cristo prohibiese el culto de los dioses.


Y ved aquí cómo la república romana (lo cual no soy yo el primero que lo digo, sino que sus cronistas, de quienes á costa de muchas tareas y molestias lo aprendimos, lo dijeron muchos años antes de la venida de Cristo) poco a poco se fué mudando, y de hermosa y virtuosa se convirtió en mala y disoluta. Ved aquí cómo antes de la gloriosa venida del Salvador, y después del fatal excidio de Cartago, las costumbres de sus antepasados, no paulatinamente como antes, sino como una rápida avenida de un arroyo, se estragaron y relajaron en tanto grado, que la juventud se corrompió con la superfluidad de las galas, deleites y codicia. Léannos algunos preceptos que hayan promulgado sus dioses contra el lujo, regalo y ambición del pueblo romano, quien ojalá hubieran callado las cosas santas y modestas y no le hubieran pedido también las torpes y abominables, para acreditarlas mediante el oráculo de su falsa divinidad con más daño de sus adoradores. Lean á