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San Agustín

padecía el linaje humano innumerables é increíbles cala midades antes de la venida de nuestro redentor Jesu criato, ¿qué otros dioses que éstos adoraba todo el Universo, á excepción del pueblo hebreo y algunas personas de fuera de este mismo pueblo, donde quiera que por oculto y justo juicio de Dios merecieron los tuviese de su mano la divina gracia? Mas por no ser demasiado largo omitiré los gravísimos males de todas las demás naciones, y sólo referiré lo que pertenece á Roma y al Romano Imperio, esto es, propiamente á la misma ciudad, y todo lo que las demás, que por todo el mundo ó estaban con ellas ó sujetas á su dominio, padecieron antes de la venida de Jesucristo, cuando ya pertenecían, si podemos decirlo, al cuerpo de su República.



CAPÍTULO II

Si los dioses á quienes los romanos y griegos adoraban de un mismo modo tuvieron causas por que dejasen destruir á Troya.


Primeramente la misma Troya ó el llión, de donde trae su origen el pueblo romano (porque no es razón que lo omitamos ó disimulemos, como lo insinué en el Libro primero) teniendo y adorando unos mismos dioses, ¿por qué fué vencido, tomado y asolado por los griegos?

Priamo, dice Virgilio, pagó el juramento que quebrantó su padre Laomedonte; luego es cierto que Apolo y Neptuno sirvieron á Laomedonte por su jornal y sueldo, pues aseguran les prometió pagarles su trabajo y que se lo juró falsamente. Me causa admiración que Apolo, famoso adivino, trabajase en una obra tan grande, y no previese que Laomedonte no había de cumplirle lo pac.