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San Agustín

sufragios ó en las causas que ante él pasaban, por medio de las arengas que les hacían, sino perjurar también? Porque en la época en que fiorecían costumbres tan detestables, se observaba el antiguo rito de jurar, no para guardarse de pecar con el miedo ó freno de la religión, sino para añadir los perjurios al crecido número de los demás crímenes que ordinariamente cometían.



CAPÍTULO III

Que no fué posible que se ofer liesen los dioses con el dulterio de París, siendo cosa muy usada entre ellos, como dicen.


Así que no hay causa legítima por la cual los dioses que sostuvieron, como dicen, aquel Imperio, probándose que fueron vencidos por los griegos, nación más poderosa que ellos, se finjan enojados contra los troyanos porque no les guardaron el juramento; ni tampoco (como algunos los defienden) se irritaron por el adulterio de Paris para dejar á Troya, en atención á que ellos suelen ser autores y maestros de los más horrendos crímenes, no vengadores. La ciudad de Roma, dice Salustio, según yo lo he entendido, la fundaron y poseyeron en el principio los troyanos, que, fagitivos de au patria con el caudillo Eneas, andaban vagueando por la tierra sin tener aun asiento fijo; luego si los dioses creyeron conveniente vengar el adulterio de Paris, fuera razón, ó que le castigaran antes en los troyanos ó también en los romanos, mediante á que la madre de Eneas fué la que cometió este crimen: ¡y por qué motivo condenaban en Paris aquel pecado que disimulaban en Venus, y que, callando otros, su crimen con Anquises produjo el nacimiento de Eneas? ¿Fué acaso porque aquél