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La ciudad de Dios

se hizo contra la voluntad de Menelao, y éste con beneplácito de Vulcano? Pero yo creo que los dioses no celan á sus mujeres, antes sí me persuado de que gustan comunicarlas á los hombres. A caso parecerá que voy satirizando las fábulas y que no trato con gravedad causa de tanto momento; luego no creamos, si os parece, que Eneas fué hijo de Venus, y esto es lo que os concedo, con tal que tampoco se diga que Rómulo fué hijo de Marte; y si éste lo es, ¿por qué no lo ha de ser el otro? ¿Por ventura es lícito que los dioses se mezclen con las mujeres de los hombres, y es ilícito que los hombres se mezclen con las diosas? Gracioso énfasis y digno de no ser creído, que lo que por derecho de Venus le fué lícito á Marte, esto, en su propio derecho, no le sea lícito á la misma Venus. Con todo, lo uno y lo otro está admitido y confirmado por autoridad romana, porque no menos creyó el moderno César que Venus era su abuela, que el antiguo Rómulo que Marte era su padre.

CAPÍTULO IV Del parecer de Varrón, que dijo era útil se flojan los hombres nacidos de los dioses, Dirá alguno: ¿y crees tú esto? y yo respondo que de ninguna manera lo creo, pues aun su docto Varrón, aunque no lo afirma con certidumbre, con todo, casi conflesa que es falso, dice que es interesante á las ciudades que las personas de valor, no obstante que sea falso, se tengan por hijos de los dioses, para que de este modo el corazón humano, como alentado con la confianza de la divina estirpe, emprenda con mayor ánimo y denue-