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San Agustín

frutó en todo su reinado, y á que cerrase las puertas de Jano, que suelen estar abiertas en tiempo de guerra; es á saber, porque enseñó á los romanos muchos ritosy ceremonias sagradas. A éste se le pudiera dar el parabien del ocio y quietud que gozó en el tiempo de su reinado, si supiera emplearla en proyectos saludables, y, dejandose de una curiosidad perniciosa, se aplicars con verdadera piedad á buscar al Dios verdadero. Mas no fueron los dioses los que le concedieron el reposo, y es creíble que menos le engañaran sino le hallaran tan ocioso; porque cuanto menos ocupado le hallaron, tanto más le empeñaron en sus detestables designios: y cuáles fueron sus pretensiones y los artificios con que pudo introducir para sí ó para la ciudad semejantes dioses, lo refiere Varrón, de lo cual, si fuere la voluntad de Dios, hablaremos más largamente en su lugar; pero ahora, porque tratamos de sus beneficios, decimos que grande y singular merced es la paz, mas las incomparables gracias del verdadero Dios son comunes por la mayor parte como el sol, como el agua que llueve y otros medios importantes para la vida, que son transcendentales á los ingratos y gente pérdida: y si este tan particular bien le hicieron los dioses á Roma ó á Pompilio, ¿por qué después jamás se le hicieron al imperio romano en tiempos mejores y más loables? ¿Eran acaso más interesantes los ritos y ceremonias sagradas cuando se instituían que cuando, después de instituidas, se celebraban? Y si es cierto que entonces aún no eran, para que fuesen se instituían, y después ya eran, y para que aprovechasen se guardaban. ¿Cuál fué la causa de que los 53 años, ó como otros quieren, 39, se pasaron con tanta paz reinando Numa, y después, establecidas ya las ceremonias sagradas y teniendo ya por protectores á los mismos dioses que habían sido llamados con los mismos rituales, apenas después de tantos años,