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San Agustín

rales y advenedizos, los celestes, terrestres, infernales, los del mar, fuentes y ríos, y como dice Varrón, los ciertos é inciertos, y los de todo género, como se contienen en los animales, machos y hembras? Estando, pues, bajo la tutela de tantos dioses romanos, no serís razón que fuera perseguida y afligida con tan grandes y horribles calamidades, como de muchas referiré algunas pocas, pues con una tan grande humareda, como si fuese señal de atalaya, vino á juntar para su defensa una infinidad de dioses á quienes poder instituir y dedicar templos, altares, sacerdotes y sacrificios, ofendiendo con tan horrendos holocaustos al verdadero Dios, á quien sólo se deben estos cultos, practicados con la mayor veneración; y aunque vivió más dichosa con menos número, con todo, cuanto mayor se hizo le pareció era menester proveerse de más, como una nave de marineros desahuciada, á lo que presumo, y sinceramente persuadida de que aquellos pocos (bajo cuya tutela había vivido más arregladamente en comparación de sus ordinarios excesos) no bastaban á socorrer á su grandeza, mediante á que en el principio, y en tiempo de los mismos reyes, á excepción de Numa Pompilio, de quien he hablado ya, es notorio cuántos males causaron aquellas discordias y contiendas, que llegaron á quitar la vida al hermano de Rómulo.



CAPÍTULO XIII

Con qué derecho y capitulaciones alcanzaron los romanos las primeras mujeres en casamiento.


Del mismo modo, ni Juno, que con su Júpiter fomentaba ya y favorecía á los romanos y á la gente togada,