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La ciudad de Dios

do estos debates, padecían entre sí los impulsos de la pasión que tenía cada uno á la parte que favorecía, hasta que la hermana de los Horacios, como habían sido muertos los tres Curiacios, también ella, muriendo á manos de su hermano, entró con sus dos hermanos á ocupar el número de los otros tres de la otra parte, para que así tampoco tuviera menos muertos Roma, que era la que había vencido. Después, para conseguir el fruto de la victoria asolaron á Alba, adonde después del Ilión, que destruyeron los griegos, y después de Lavinio, adonde el rey Latino puso por rey á Eneas, peregrino y fugitivo, en tercero lugar habitaron aquellos dioses troyanos. Pero, según lo tenían ya de costumbre, quizá también se habían ausentado ya de allí, y por eso fué destruída. Fuéronse, en efecto, y desampararon sus sagrarios y aras todos los dioses que substentaron en pie aquel imperio. Y ved aquí cómo se fueron ya la tercera vez, para que á la cuarta, por justa providencia, se les encomendase Roma; en atención á que igualmente les descontentó Alba, adonde echando del reino á su hermano, reinó Amulio, y al mismo tiempo les había agradado Roma, adonde, habiendo muerto á su hermano, había reinado Rómulo: pero antes que fuese asolada Alba, dicen, toda la gente del pueblo se mandó pasar á Roma, para que de ambas se hiciese una ciudad sola; y dado que fuese así, con todo, aquella ciudad que fué donde reino Ascanio, y tercer domicilio de los dioses troyanos, siendo ciudad madre, fué destruída por su hija, y para que de las reliquias que habían quedado de la guerra de los dos pueblos se hiciera una miserable unión y sociedad, primeramente se hubo de derramar tanta sangre de una y otra parte. ¿Qué diré ya en particular cómo en tiempo de los demás reyes estas mismas gueTras se renovaron tantas veces, cuando parecía que se habían ya acabado con tantas victorias, y las que al