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San Agustín

parecer aparentaban que se habían fenecido una y otra vez con tantos estragos? ¿Cómo en una y otra ocasión, después de ajustadas alianzas y paces, tornaron á renovarse entre los yernos y suegros, entre sus descendientes y posteridad? No pequeño indicio de esta desventura y calamidad fué que ninguno de ellos cerrase las puertas de la guerra; luego ninguno de ellos reinó en paz debajo de la tutela y amparo, de tantos dioses.



CAPÍTULO XV

Cuál fué la vida y el fin que tuvieron los reyes de los romanos, Y ¿cuál fué el fin que tuvieron estos reyes? De Rómulo, vean lo que dice la lisonja fabulosa, que fué recibido y canonizado por Dios en el cielo, y asimismo ob serven lo que algunos escritores romanos dijeron, que por su ferocidad le hicieron pedazos en el Senado, aobornando con crecidos dones á Julio Próculo para que dijese se le había aparecido y mandado que dijese al pueblo romano le admitiese en el número de los dioses, con lo que el pueblo, que había empezado á desabrirse con el Senado, se había reprimido y aplacado; y por qué sucedió también eclipsarse el sol, cuyo fenómeno, ignorando el vulgo que acaece en ciertos tiempos por su natural curso y movimiento, lo atribuyeron á los méritos de Rómulo, como en realidad de verdad si llorara el sol, por el mismo caso se debía creer que le habían muerto, y que esta maldad la manifestaba con eclipsarse aun la misma luz del día, como realmente aucedió cuando fué crucificado nuestro Señor Jesucristo por la crueldad é impiedad de los judíos.
Es prueba convincente y demostrable de que aquel eclipse no su-