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San Agustín

derlos, diciendo que por eso se quedaron en Roma, más para poder castigar á los romanos afligiéndolos y atormentándolos, que para ayudarlos con beneficios, contentándolos y cebándolos con victorias vanas, y quebrantándolos y destruyéndolos con molestias y crueles guerras. Esta fué la vida que se pasó en Roma bajo el gobierno de los reyes, en tiempo tan alabado por sus escritores, hasta que echaron á Tarquino el Soberbio, por casi 243 años, habiendo dilatado el imperio con todas aquellas victorias compradas y habidas á costa de tanta sangre y de tantas desgracias, apenas veinte millas alrededor de Roma, espacio tan corto, que en la presente constitución no se puede comparar con alguna de las ciudades de Getulia.



CAPÍTULO XVI

De los primeros cónsules que tuvieron los romanos; cómo el uno de ellos echó al otro de su patria, y después de haber cometido en Roma enormes parricidios murió, dando la muerte á su enemigo.


A esta época debemos añadir también la otra, hasta la cual, dice Salustio que se vivió justa y moderadamente, interin duró el miedo que tenían á las armas de Tarquino y se finalizó la peligrosa guerra que sostuvieron con los etruscos: porque todo el tiempo que és tos favorecieron á Tarquino en la pretensión de recobrar el reino, padeció Roma una guerra cruel; y por eso dice que se gobernó la república justa y moderadamente, forzados del terror y no por amor á la justicia. En este tiempo, que fué sumamente breve, ¡cuán funesto fué el año en que se instituyeron los cónsules, extin-