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La ciudad de Dios

guida ya la potestad real! Porque no llegaron á completar su año, pues Junio Bruto, despojando de su oficio á su compañero Lucio Tarquino Colatino, le desterró de la ciudad, y, á poco tiempo, viniendo á las manos en una batalla con su contrario, cayeron ainbos muertos, habiendo el primero quitado antes la vida á sus propios hijos y á los hermanos de su mujer, porque tuvo noticia de que se habían conjurado para restituir á Tarquino. Esta hazaña, después de haberla contado Virgilio como famosa, luego piadosamente tuvo horror de ella, porque habiendo dicho «que por conservar la dulce libertad el mismo padre hará dar la muerte á sus hijos, por haber maquinado contra ella nuevas guerras»; luego después, exclama y dice: «desgraciado, en fin, como quiera que entendieren este hecho los venideros.» Como quiera, dice, que los sucesos tomaren este hecho; esto es, como quiera que le engrandecieren y alabaren. En efecto; el que mata á sus hijos es desgraciado y desdichado, y como para consuelo de este infeliz, añadió: «vencióle el amor de la patria y la inmensa ambición de gloria.» ¿Por ventura Bruto, que mató á sus hijos (y que habiendo dado la muerte á su enemigo, hijo de Tarquino, quedando él muerto de mano del mismo, no pudo vivir más, antes el mismo Tarquino vivió después de él), no parece que quedó vengada la inocencia de Colatino su colega, que siendo buen ciudadano, después de desterrado Tarquino padeció inculpablemente lo que el mismo tirano Tarquino merecía? Y aun el mismo Bruto, dicen, era pariente de Tarquino. Pero, en efecto, á Colatino causó su desgracia la análoga semejanza en el nombre, porque también se llamaba Tarquino; forzáranle, pues, á que mudase el nombre y no la patria, y, al fin á que en su nombre faltara esta voz y se llamara solamente Lucio Colatino; mas por esto nada perdió en su reputación, ni lo que sin desdoro alguno pudiera