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La ciudad de Dios

indisculpable calumnia de ignorancia ó desidia; y por qué motivo, pregunto, se habían ido muchos á vivir en aquellas casas sin prohibírselo ninguno, sino porque inútilmente y por mucho tiempo habían acudido á pedir remedio á tanta multitud de dioses? Así, poco á poco los que los reverenciaban desamparaban las casas para que, como valdías, por lo menos sin ofensa de nadie, pudiesen volver á servir á las necesidades de los hombres, y las que entonces con toda diligencia se renovaron y taparon, con ocasión de aplacar la pestilencia, si no volvieran á estar otra vez de la misma manera encubiertas y usurpadas por haberlas desamparado, sin duda que no se tuviera por tan grande la noticia y erudición de Varrón; pues escribiendo de las casas consagradas á los dioses, refiere tantas de que no se tenía noticia y estaban olvidadas: pero entonces, con la providencia que tomaron, más procuraron inventar una donosa y aparente disculpa para los dioses que el antídoto remedio necesario para atajar la peste.



CAPÍTULO XVIII

Cuán graves calamidades atropellaron á los romanos en tiempo de las guerras Púnicas, habiendo deseado y pedido en valde el auxilio y favor de sus dioses.


En el tiempo en que se sostenían las guerras Púnicas ó cartaginesas, vacilando entre uno y otro imperio como incierta y dudosa la victoria, y haciendo estos dos poderosos pueblos fuertes y costosas jornadas, ¿qué de reinos de menos reputación fueron destruídos? ¿Qué de ciudades populosas é ilustres asoladas? ¿Qué de ellas afligidas? ¿Cuántas perdidas? ¿Qué de provincias