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San Agustín

que están bajo su dominio, se embravecieron y rabiaron repentinamente, y, olvidados de su doméstica mansedumbre, se salieron de las casas y andaban sueltos, huyendo por varias partes, no sólo de los no conocidos, sino de sus propios dueños, no sin daño mortal ó peligro del que se atrevía á acosarlos y apretarlos de cercacuyo infortunio pronosticó graves calamidades. Y si esto fué solamente un presagio que de suyo fué un mal tan enorme, ¿cuán grande fatalidad fue aquella que vaticino? Si igual desgracia sucediera en nuestros tiempos, sin duda que sentiríamos á los incrédulos aún más rabiosos que los otros á sus animales.



CAPÍTULO XXIV

De la discordia civil causada de las sediciones de los Gracos.


La causa que motivó las guerras civiles fueron las sediciones de los Gracos, nacidas de la promulgación de las leyes agrarias, hechas sobre el repartimiento de los campos, por las que se mandaba distribuir entre el pueblo las heredades que los nobles poseían con injusto título; pero el querer remediar una injusticia tan inveterada fué proyecto muy arriesgado, 6, por mejor decir, como enseñó la experiencia, muy pernicioso. ¡Qué de muertes sucedieron cuando asesinaron al primer Graco, y cuántas hubo, pasado algún tiempo, cuando quitaron la vida al otro hermano! A los nobles y plebeyos los mataban los ministros de Justicia, no conforme á lo que dictaban las leyes y procediendo contra ellos jurídicamente, sino en los movimientos sediciosos y penden cias, combatiéndose mútuamente con las armas. Después, muerto ya el segundo Graco, el cónsul Lucio Opi-