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San Agustín

buyendo la presa y las conquistas conforme á las leyes y condiciones que mutuamente establecieron. Esta sociedad, digo, cuando llega á crecer y fomentarse con el concurso de gentes abandonadas, de modo que tenga ya lugares, funde poblaciones fuertes y magníficas, ocupe ciudades y sojuzgue pueblos, toma otro nombre más ilustre llamándose reino, el cual se le concede ya al descubierto, no la ambición que ha dejado, sino la libertad, sin miedo de las vigorosas leyes que se le han añadido; y por eso con mucho donaire y verdad respondió un corsario, siendo preso, á Alejandro Magno, preguntándole este rey qué le parecía cómo tenía inquieto y turhado el mar, con arrogante libertad le dijo: y ¿qué te parece á ti cómo tienes conmovido y turbado todo el mundo? Mas porque yo ejecuto mis piraterías con un pequeño bajel me llaman ladrón, y á ti, porque las haces con formidables ejércitos te llaman rey.



CAPÍTULO V

De los gladiadores fugitivos ouyo poder vino á ser semejante á la dignidad real.


Por lo cual dejo de examinar qué clase de hombres fueron los que juntó Rómulo para la fundación de su nuevo Estado, resultand en beneficio suyo la nueva creación del Imperio; mediante á que se valió de este medio para que con aquella nueva forma de vida, en la que tomaban parte y participaban de los intereses comunes de la nueva ciudad, dejasen el temor de las penas que merecían por sus demasías, cuyo miedo los impelía á cometer crímenes más detestables, y desde entonces viviesen con más sosiego entre los hombres con.