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La ciudad de Dios

codicia y deseo de dominar mudó esta antigua costumbre, conservada de unos á otros desde sus antepasados.

Este monarca fué el primero que movió guerra á sus vecinos, y sujetó, como no sabían aun hacer resistencia, todas las naciones situadas hasta los confines de Livia: y á poco tiempo Nino, dice, estableció y confirmó la grandeza del dominio y Estados que había ganado con la continua posesión. Habiendo, pues, sujetado á sus comarcanos, como con el acrecentamiento de las fuerzas militares pasase con más pujanza contra otras naciones, y siendo la victoria que acababa de conseguir instrumento para la siguiente, sojuzgó las provincias y naciones de todo el Oriente.» Sea lo que fuere el crédito que se debe dar á Justino ó á Trogo Pompeyo (porque otras historias más verdaderas manifiestan que mintieron en algunos particulares); con todo, consta también entre los otros escritores que el rey Nino fué el que extendió fuera de los límites regulares el reino de los asirios, durando por tan dilatados años, que el imperio romano no ha podido igualársele en el tiempo: pues según escriben los cronologistas, el reino de los asirios, contando desde el primer año en que Nino empezó á reinar hasta que se transfirió á los medos, duró 1,240 años. El mover guerra á sus vecinos, pasar después á invadir á otros afligir y sujetar los pueblos sin tener para ello causa justa, sólo por ambición de dominar, ¿cómo debe llamarse sino un grande latrocinio?



CAPÍTULO VII

Si los dioses han dado ó dejado de dar su ayuda á los reinos de la tierra para sus acrecentamientos ó disminuciones.


Si el reino de los asirios fué tan opulento y permaneció por tantos siglos sin el favor de los dioses, ¿por qué