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San Agustín

sucristo, concediéndoles este singular favor en cualquier lugar que los hallaban, y con especialidad á los que se acogían al sagrado de los templos dedicados al augusto nombre de nuestro Dios (los que eran sumamente espaciosos y capaces de una multitud numerosa), para que de este modo se manifestasen superabundantemente los rasgos de su misericordia y piedad. De esta constante doctrina podrían aprovecharse para tributar las más reverentes gracias á Dios, acudiendo verdaderamente y sin ficción al seguro de su santo nombre, á efecto de libertarse por este medio de las perpetuas penas y tormentos del fuego eterno, así como de su presente destrucción; porque muchos de estos que veis, que con tanta libertad y desacato hacen escarnio de los siervos de Jesucristo, no hubieran huído de su ruina y muerte si no fingiesen que eran católicos, y ahora su desagradecimiento, soberbia y sacrílega demencia, con dañado corazón se opone á aquel santo nombre, que en el tiempo de sus infortunios le sirvió de antemural; irritando de este modo la divina justicia y dando motivo á que su ingratitud sea castigada con aquel abismo de males J dolores que están preparados perpetuamente á los malos, pues su confesión, creencia y gratitud fué, no de corazón, sino con la boca, por poder disfrutar más tiempo de las felicidades momentáneas y caducas de esta vida.



CAPÍTULO II

Que jamás ha habido guerra en que los vencedores perdonasen á los vencidos por respeto y amor á los dioses de éstos.


Y supuesto que están escritas en los anales del mundo, y en los fastos de los antiguos de tantas guerras acaecidas antes y después de la fundación y restableci-