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San Agustín

Mutino, á quien los griegos llaman Priapo, si no se avergüenzan. Todo esto que he dicho y todo lo que he omitido (porque me pareció no había motivo para referirlo todo circunstancialmente), todos estos dioses y diosas, ya sea un Júpiter, ya sean, como quieren algunos, todas estas producciones partos suyos ó virtudes suyas, como les parece á los que quieren que él sea el alma del mundo, cuya sentencia se estima como aquela que tiene en su favor muchos y célebres autores, nada nos interesa su indagación. Estas particularidades, aun cuando fueran ciertas (sin embargo que por ahora no intento examinar su realidad ó falsedad), ¿que perdieran en adorar por un medio más cuerdo y prudente á un solo dios? Porque ¡qué cosa suya despre ciarán siendo él adorado? Pero si se temieron de que las partes despreciadas se enojasen, luego no es como quieren esta complexión de divinidades el alma ó vida de un animal sólo, que contiene juntamente todos los dioses como á sus virtudes, miembros ó partea, aino que cada parte de por sí tiene su vida distinta de las demás, sí puede enojarse la una sin la otra, y la una se puede aplacar y la otra enojar. Y si reponen que todas juntas, esto es, que el mismo Júpiter se pudo ofender si no se reverencia particularmente y por menudo todas sus partes, neciamente lo dicen, porque ninguna de ellas se dejará de adorar, adorando á el que las tiene en sí todas; pues omitiendo otras innumerables singularidades cuando dicen que todos los astros son partes de Júpiter, y que todas viven, que todas tienen almas racionales y que por eso sin duda son dioses, no ven á cuántos dejan de adorar, á cuántos dejan de erigir templos y dedicar altares, siendo positivo que á muy pocos de los astros se los levantaron,y á muy pocos sacrificaron singularmente. Luego si se enojan los que particularmente no son adorados, ¿cómo