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San Agustín

todos los dioses varones y hembras (si es que se halla en ellos este constitutivo ó diferencia) no los debemos tener sino por buenos. Esto lo enseña Platón, esto otros filósofos, esto las insignes repúblicas y príncipes gobernadores de los pueblos. Y como la diosa Fortuna á veces es buena y á veces mala, ¿acaso cuando es mala no es diosa, sino que de repente se convierte en espíritu maligno? ¿Qué, tantas son estas diosas?

Sin duda cuantos son los hombres afortunados, esto es, de buena fortuna; porque habiendo otros muchos juntamente, esto es, un mismo tiempo de mala fortuna, pregunto: ¿ai ella fuera tal, sería juntamente buena y mala, para éstos una, y para los otros otra? Ó la que es diosa, ¿es acaso siempre buena? Luego de esta manera ella es la felicidad, y si lo es, ¿para que las ponen diversos nombres? Pero esto, dicen, se puede sufrir, porque tambien acostumbramos llamar á una misma cosa con diferentes nombres. ¿Para qué son diversos templos, para qué diversas aras y diversos sacrificios? Dicen que la causa es porque la felicidad es la que tienen los buenos por sus precedentes méritos; pero la fortuna que se dice buena, sin examen alguno de los méritos, sucede fortuitamente á los hombres buenos y malos, y por eso se llama también fortuna. ¿Cómo es buena la que sin juicio ni discreción acontece á los buenos y á los malos?

¿Y para qué la adoran siendo tan ciega y ofreciéndose á cada paso á cualquiera persona, de modo que por la mayor parte desampara á los que la adoran y se hace de la parte de los que la desprecian? ¿Y si es que aprovechan ó sacan alguna utilidad los que la tributan culto, de manera que ella los atienda y los ame, ya sigue los méritos en este caso, y no viene por acaso? ¿Adónde está, pues, aquella definición de la fortuna? ¿Adónde ó por dónde se llamó fortuna del caso fortuito? Porque es cierto que no aprovecha el rendirla adoración si es