Página:La ciudad de Dios - Tomo I.pdf/258

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
240
San Agustín

CAPÍTULO XX

De la virtud y fe, á quienes los paganos honraron con templos y sacrificios, dejándose otras cosas buenas que asimismo debian adorar, si se atribia rectamente á las otras la divinidad.


Hicieron asimismo diosa á la Virtud, la cual, si ciertamente lo fuera, debiera ser preferida á muchos; pero supuesto que no es deidad, sino un don particular de Dios, pidámosla á aquel que solamente la puede dar, y desaparecerá como humo toda la canalla de los dioses falsos. ¿Mas por qué motivo tuvieron por diosa á la Fe y la dedicaron templo y altar á quien el que prudentemente lo reconoce, asimismo se erige templo y morada para ella; ży de donde saben ellos que cosa sea fe, cuyo efecto el primero y más principal es, que se crea en el verdadero Dios? ¿Y por qué no se contentaron con sola la Virtud? ¿Por ventura no está allí también la fe, pues observaron que la virtud se divide en cuatro especies: en prudencia, justicia, fortaleza y templanza? Y como cada una de estas tienen sus especies subalternaa, debajo de la justicia está comprendida la fe, y tiene el primer lugar entre cualquiera de nosotros que sabe lo que es. Justus ex fide vivit, (1) «que el justo vive por la fe»»; pero me admiro de estos que tienen ansia por aglomerar dioses. ¿Cómo ó por qué causa si la Fe es diosa, agraviaron á otras diosas sin hacer caso de ellas á quienes asimismo pudieran dedicar templos y aras?

¿Por qué no mereció ser diosa la templanza, habiendo alcanzado con su nombre no pequeña gloria algunos príncipes romanos? ¿Por qué razón, finalmente, no es diosa la fortaleza, la que favoreció á Mucio cuando ex(1) Abaonc, cap. II.