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San Agustín

ningún modo, digo, estos dioses pudieron acrecentar yconservar el imperio romano; porque si pudieran hacerlo, dispensaran antes esta gracia tan particular á los griegos, quienes en iguales solemnidades divinas, esto es, en los juegos escénicos, las honraron con mucho más respeto y más dignamente, supuesto que ni aun á sí propios se eximieron de la mordaz crítica de los poetas con que veían afrentar á los dioses, concediéndoles permiso para que tratasen mal á quien se les antojase, y á los mismos escénicos no los tuvieron por personas abominables ni infames, antes sí los estimaron por beneméritos y dignos de grandes honras y dignidades.

Con todo, así como los romanos pudieron tener la moneda de oro, aunque no veneraran al dios Aurino; y asimismo como pudieron tener la de plata y la de vellón, aunque no tuvieran á Argentino ni á su padre Esculano, y de este modo todo lo demás que fastidia relacionarlo, así también, aunque por ningún título pudieran tener el imperio contra la voluntad del verdadero Dios, sin embargo, aun cuando ignoraran ó vilipendiaran á estos dioses falsos, conocieran y veneraran á aquel uno y solo con fe sincera y buenas costumbres, y no sólo gozaran en la tierra de un reino mucho más apreciable, cualquiera que fuese, grande ó pequeño, sino que después de éste alcanzaran el eterno, ya le tuvieran aquí ó no le tuvieran.



CAPÍTULO XXIX

De la faleedad del agüero que pareció haber pronosticado la fortaleza y estabilidad del imperio romano.


Lo que dijeron haber sido un maravilloso agüero ¿qué tal fué? Digo lo que referí poco antes, que Marte, Término y Juventas no quisieron ceder au lugar á Jú-