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La ciudad de Dios

mente padecen por la perversidad de su vida y sus de testables crímenes, y al mismo tiempo no advierten que se les perdona la vida por reverencia á nuestro Re dentor, llegando su desvergüenza á impugnar el santo nombre de este gran Dios con las mismas voces con falsa que y cautelosamente usurparon tan glorioso dic tado para libertar su vida, ó, por mejor decir, aquellas lenguas que de miedo refrenaron en los lugares consagrados á su divinidad, para poder estar allí seguros, y adonde por respeto á él, lo estuvieron de sus enemigos; desde allí, libres de la persecución, las sacaron alevemente, para disparar contra él malignas imprecaciones y maldíciones escandalosas.



CAPÍTULO IV

Cómo el asilo de Juno, lugar privilegiado que había en Troya para los delincuentes, no libró á ninguno de la furia de los griegos, y cómo los templos de los Apóstoles ampararon del faror de los bårbrros á todos los que se acogieron á ellos.


La misma Troya, como dije, madre del pueblo romano, en los lugares consagrados á sus dioses no pudo amparar á los suyos ni libertarlos del fuego y cuchillo de los griegos, siendo así que era nación que adoraba unos mismos dioses; por el contrario, pusieron en el asilo (1) y templo de Juno & Phenix, y al bravo Ulises (1) Virgil. Eneida, 2.

Junonis Asylo custodes lecti Phenis, et dirus Uliases.

Prædam asservabunt, huc undique Troya gaza.

Incensis erepta adytis mensæque, Deorum, Cratereaque auro solidi, captivaque vestis.

Congeritur. Pueri, et pavide longo ordine matres.

Stant circum.