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La ciudad de Dios

fines? Por ventura ¿se avergonzarán y dejarán de elegir días para estas investigaciones, y negarán que no pertenecen á los decretos del cielo, y sólo sujetarán al imperio de las estrellas al hombre, á quien sólo en la tierra dió Dios voluntad libre? Considerando todas estas jastas reflexiones con la meditación debida, no sin razón se cree que cuando los astrólogos admirablemente pronostican muchos sucesos que salen verdaderos, esto sucede por oculto instinto de los espíritus no buenos, á cuyo cargo está el plantar y establecer en los hombres estas falsas y dañosas opiniones de los hados ó influjo de las estrellas, y no por algún arte que observa y nota el horóscopo, porque no le hay.



CAPÍTULO VIII

De los que entienden por hado, no la posición de los astros, sino la conexión de las causas que penden de la voluntad divina.


Pero los que entienden por nombre de hado, no la constitución de los astros como se halla cuando se engendra alguna especie, ó nace, ó se principia, sino la conexión y orden de todas las causas con que se hace todo lo que se hace, no hay razón para que nosotros nos cansemos ni porfiemos obstinadamente con ellos sobre la cuestión del nombre, supuesto que el mismo orden y conexión de las causas la atribuyen á la voluntad y potestad del Dios sumo, de quien se cree con realidad y verdad que sabe todas las cosas antes que se hagan, y que no deja alguna sin orden; de quien dependen todas las potestades, aunque no dependen de él todas las voluntades; que llamen estos hados con