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San Agustín

su libertad se arrojaban á las armas con extraordinario denuedo y flereza.» Así que entonces tuvieron ellos por acción heroica, ó morir como fuertes y valerosos soldadados, ó vivir con libertad; pero luego que consiguieron la libertad, se encendieron tanto en el deseo de gloría, que les pareció poco sola la libertad, si no alcanzaban igualmente el dominio y señorío, teniendo por grande suceso lo que el mismo poeta en persona de Júpiter dice: «Y más que Juno, la que al presente áspera y cruel conmueve el mar, la tierra y el cielo con temores extraordinarios, vendrá conmigo á comunicar sus ideas y consejos en favor y amparo de los romanos y de la gente togada, que serán señores de la tierra. Esta es mi determinación y voluntad: vendrá una época en que, por el discurso del tiempo, la casa y descendencia de Anquises tenga por tributarias y vasallas á Phthia y á la famosa Micenas, patrias de Aquiles y Agamenón, y sea señora de Argos,» Todo lo cual Virgilio refiere latamente, aunque introduce á Júpiter como que profetiza lo venidero; pero él lo dice como ya pasado, y lo observa como presente.

He querido alegar este testimonio para demostrar que los romanos, después de obtenida la libertad, estimaron tanto el mando y el señorío, que le colocaban entre uno de sus mayores elogios. De aquí procede la expresión del mismo poeta, quien prefiriendo á las profesiones y artes de las demás naciones la pretensión de los romanos, reducida al punto primordial de reinar, mandar, sojuzgar y conquistar otras naciones, dice: «Fundarán otros en precioso metal imágenes de más primor y arte, y aun creo también que del mármol Pario sacarán ejemplares vivos y de admirable disposición; tal en orar tendrá más elocuencia, y tal descubrirá el movimiento de cualquier cielo, por inefable ciencia con un rayo que es instrumento matemático; tal pondrá en