Página:La ciudad de Dios - Tomo I.pdf/321

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
303
La ciudad de Dios

el valor y virtud de algunos pocos ciudadanos que aspiraban á la gloria, al honor y al mando por el verdadero camino, esto es, por la misma virtud, fué lo que también Catón alabó. De aquí nacía la industria que refiere el mismo Catón para que el erario y tesoro público estuviese rico, y que las haciendas de los particulares fuesen moderadas. Y así, habiéndose corrompido ya y estragado las costumbres, el vicio que las contrapuso fué la pobreza del común y la riqueza particular; por lo cual, como por muchos siglos florecieron los reinos del Oriente muy insignes y famosos, quiso Dios que también saliese á luz el del Occidente, aunque último en el orden del tiempo; pero en los límites y grandeza del imperio más ilustre y más famoso, y éste le concedió entre todos para domar las graves culpas de muchas naciones á una nación, que, por amor al honor, á la gloria y á la alabanza miraba por su patria, en la cual buscaban el mismo honor y gloria, y no dudaron anteponer á su propia vida la salud de su patria, refrenando por solo este vicio, esto es, por el amor de la gloria, la codicia del dinero y otros muchos vicios.



CAPÍTULO XIII

Del amor de la alabanza, el cual, siendo vicio, le estiman por virtud, porque por él se refrenan otros mayores vicios.


Porque con más cordura observa el que asimismo advierte que el amor es la gloria y alabanza es vicio, lo cual no pudo encubrirse al poeta Horacio, cuando dice: «Sí por ventura reina en sí la vanagloria y deseo de alabanza, ciertos remedios hallarás en este librito, que,