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San Agustín

que escribió el mismo Varrón: «Andando, dice, nosotros peregrinando y errantes por nuestra ciudad como si fuéramos forasteros, tus libros puedo asegurar nos encaminaron y tornaron á casa, para que al fin pudiéramos advertir quiénes éramos y adónde estábamos; tú nos declaraste la edad de nuestra patria, tú las descripciones de los tiempos, tú la razón de la religión, tú el oficio de los sacerdotes, tú la disciplina doméstica, tú la pública, tú de los sitios, regiones, pueblos y de todas las cosas divinas y humanas nos declaraste los nombres, géneros, oficios y causas.» Este Varrón, pués, es de tan excelente é insigne doctrina, que brevemente recopila su elogio Terenciano en este elegante y conciso verso: «Varrón por todas partes doctísimo: » quien leyó tanto que causa admiración tuviese tiempo para escribir sobre ninguna materia; y, sin embargo, escribió tantos volúmenes cuantos apenas es fácil persuadirse que ninguno pudo jamás leer. Este Varron, digo, tan perspicaz é instruído, si escribiera contra las cosas divinas, de que escribió también y dijera que no eran cosas religiosas, sino supersticiosas, no sé si escribiera en ellas cosas tan dignas de risa, tan impertinentes y tan abominables: con todo, adoró á estos mismos dioses y fué de dictamen que se debían reverenciar, tanto, que en los mismos libros dice teme no se pierdan, no por violencia causada por los enemigos, sino por negligencia de los ciudadanos: de esta inminente ruina dice que los libra depositándolos y guardándolos en la memoria de los buenos, por medio de aquellos aus libros, con una diligencia harto más execta que la que es fama usó Metelo cuando libró el simulacro de Vesta y Eneas, sus penates del voraz incendio de Troya. Y, con todo, escribe allí expresiones dignas de que los sabios y los ignorantes las desechen, y algunas sumamente contrarias á las verdades de la religión: en virtud de este proceder,