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La ciudad de Dios

¿qué debemos pensar sino que este hombre, siendo muy ingenioso y docto, aunque no libre por la gracia del Espíritu Santo, se halló oprimido de la detestable contumbre y leyes de su patria, y, con todo, no quiso pasar en ailencio las causas que le movían, so color de encomendar la religión?



CAPÍTULO III

La división que hace Varrón de los libros que compuso de las antigüedades de las cosas humanas y divinas.


Habiendo escrito cuarenta y uno libros sobre las antigüedades, los dividió en cosas divinas y humanas: en éstas consume veinticinco, en las divinas diez y seis, siguiendo en la división de materias esta distribución; de forma que reparte en cuatro partes veinticuatro libros concernientes á las cosas humanas, designando seis á cada parte; porque trata latamente quiénes son los que hacen, á dónde hacen, cuánto hacen y qué hacen: así, que en los seis primeros habla de los hombres, en los seis segundos de los lugares, en los seis terceros de los tiempos, en los seis últimos de las cosas; y así cuatro veces seis hacen veinticuatro, que es la cuenta cabal; pero, además, colocó uno por sí sólo al principio, que en común habla de todos los asuntos propuestos. El que trata asimismo de las cosas divinas guardó el mismo método en la división, por lo respectivo á los ritos y víctimas que se deben ofrecer á los dioses; por cuanto los hombres, en determinados lugares y tiempos, les ofrecen el culto divino: laa cuatro materias que he dicho, las comprendió en cada tres libros: en los tres primeros trata de los hombres, en los tres siguientes de