Página:La ciudad de Dios - Tomo I.pdf/369

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
351
La ciudad de Dios

hombres. Resta, por último, sepamos que no escribió sobre naturaleza alguna de los dioses, lo cual no lo quiso hacer claramente y al descubierto; antes, sí, lo dejó á la consideración de los que lo entienden: pues, cuando se dice no toda, comúnmente se entiende alguna; pero puede entenderse asimismo ninguna, porque la que es ninguna, ni es toda ni es alguna: en atención á que, como él dice: «Si escribiera de toda la naturaleza de los dioses, en el orden de la escritura debiera preferirla á las cosas humanas»; y conforme dice á vocea tales absurdos, la verdad pura y sencilla, aunque él la oculta, debiera anteponerla por lo menos á las glorias romanas, cuando no fuera toda, á lo menos alguna: es así que con razón se pospone, luego es ninguna: de que se infiere que no quiso preferir las cosas humanas á las divinas, antes por el contrario, á las verdaderas no quiso anteponer las falsas; pues en cuanto escribió acerca de las cosas humanas siguió la historia según el orden de los sucesos y acaecimientos; mas en lo que llama cosas dívinas, ¿qué autoridad siguió sino opiniones mal digeridas, sueños fantásticos y preocupaciones? Esto es, en efecto lo que quiso con tanta sutileza dar á entender, no sólo escribiendo últimamente de éstas y no de aquéllas, sino también dando la razón por qué lo hizo así; la cual si omitiera, acaso esto mismo que hizo lo defendieran otros de diversa manera; pero en la misma causal que dió no dejó lugar á los otros para sospechar lo que quisiesen á su albedrío. Con pruebas bien concluyentes y con razones harto claras dió á entender que prefirió á los hombres á los institutos humanos, y no la naturaleza humana á la naturaleza de los dioses: y por eso confieso ingenuameute que Varrón escribió los libros pertenecientes á las cosas divinas, no según el idioma de la verdad que concierne á la naturaleza, sino según la falsedad que toca al error: lo cual repro-