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San Agustín

jantes gracias no nos harían piadosos y religiosos, sino codiciosos y avarientos. Siendo tan cierta esta doctrina, aunque los buenos y malos juntamente hayan sido afligidos con tribulaciones y gravísimos males, no por eso dejan de distinguirse entre sí porque no sean distintos los males que unos y otros han padecido; pues se compadece muy bien la diferencia de los atribulados con la semejanza de las tribulaciones, y, no obstante que sufran un mismo tormento, con todo, no es una misma cosa la virtud y el vicio; porque así como con un mismo fuego resplandece el oro, descubriendo sus quilates, y la paja humea, y con un mismo trillo se quebranta la arista, y el grano se limpia, y asimismo, aunque se expriman con un mismo peso y usillo el aceite y el alpechín, no por eso se confunden entre sí; así también una misma adversidad prueba, purifica y afina á los buenos, y á los malos los reprueba, destruye y aniquila; por consiguiente, en una misma calamidad, los pecadores abominan y blasfeman de Dios, y los justos le glorifican y piden misericordia, consistiendo la diferencia de tan varios sentimientos, no en la calidad del mal que se padece, sino en la de las personas que lo sufren; porque, movidos de un mismo modo, exhala el cieno un hedor insufrible y el unguento precioso una fragancia suavisima.



CAPÍTULO IX

De las causas por que castiga Dios juntamente & los buenos y A los malos.


¿Qué han padecido los cristianos en aquella común calamidad (1), que, considerado con imparcialidad, no (1) Habla aquí el Santo de los males sufridos en el saco de Roma.