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La ciudad de Dios

decieron, según afirma el Apóstol, y dejo referido; y así convenía que se les enseñase también con la doctrina de la experiencia á los que por tanto tiempo no hicieron caso de las instrucciones apostolicas, ni de la disciplina de la palabra, pues cuando dijo el Apóstol Pablo (1) «que los que procuran hacerse ricos caen en varias tentaciones»; sin duda que en las riquezas no reprende la hacienda, sino la codicia. El mismo Santo Apóstol (2) ordena en otro lugar á su discípulo Timoteo el siguiente reglamento para que le anuncie entre las gentes, y le dice: «Que mande á los que son ricos en este mundo que no se ensoberbezcan ni confíen y pongan su esperanza en la instabilidad é incertidumbre de sus riquezas, sino en Dios vivo, que es el que nos da todo lo necesario para nuestro sustento y consuelo con grande abundancia; que hagan bien, y sean ricos de buenas obras y fáciles en repartir con los necesitados y humanos en el comunicarse, atesorando para lo sucesivo un fundamento sólido para alcanzar la vida eterna.» Los que así dispusieron de sus haberes recibieron un extraordinario consuelo, reparando sus pequeñas quiebras con un excesivo interés y ganancia, pues dando con su espontánea voluntad lo pusieron en mejor cobro, formándose un tesoro inagotable en el Cielo, sin entristecerse por la privación de la posesión de unos bienes que, retenidos, más fácilmente se hubieran menoscabado y consumido. Estos bienes pudieron muy bien haber perecido en esta vida mor(1) San Pablo, I ep. á Timot., cap. VI. Qui volunt divites feri in tentationem incidunt.

(2) El mismo Apóstol en el citado lugar, v 17. Præcipe divi tibus hujus mundi, neque sperari in incerto divitiarum suarum, sed in Deo vivo, qui præstat nobis omnia abundanter ad fruendum.

Benefaciant, divites sint in operibus bonis, facile tribuant, communisent. Thesauricent sibi fundamentum bonum in futurum, ut apprebendant veram vitum.