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La ciudad de Dios

religión con tanta exactitud como él, y dejen de calumniar los tiempos cristianos? Mas por cuanto la disputa empezó sobre los cristianos, que igualmente fueron conducidos á la prisión y al cautiverio, adviertan en este suceso y enmudezcan los que por esta ocasión, con desenvoltura é imprudencia, mofan de la verdadera religión; porque si fué ignominia de sus dioses que el que más se esmeraba en su servicio por guardarles la fe del juramento careciese de su patria, no teniendo otra, y que cautivo en poder de sus enemigos muriese con una prolija muerte y nuevo género de crueldad, mucho menos debe ser reprendido el nombre cristiano por la cautividad de los suyos, pues viviendo con la verdadera esperanza de conseguir la perpetua posesión de la patria celestial, aun en sus propias tierras saben que son peregrinos.



CAPÍTULO XVI

Si los estupros que quizá padecieron las santaa doncellas en su cautiverio pudieron contaminar la virtud del ánimo sin el consentimiento de la voluntad.


Piensan seguramente que oponen un crimen enorme á los cristianos cuando, exagerando au cautiverio, añaden también que se cometieron impurezas, no sólo en las casadas y doncellas, sino también en las monjas, aunque en este punto, no la fe, no la piedad, no la misma virtud que se apellida castidad, sino nuestro frágil discurso es el que, entre el pudor y la razón, se halla como en un caos de confusiones ó en un aprieto, del que no puede evadirse sin peligro; mas en esta materia no cuidamos tanto de contestar y satisfacer á los extraños,