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San Agustín

vulgo, cuya mayor parte está generalmente impregnada en los errores, si atendemos á las máximas que dicta la luz y la pureza de una conciencia sana. Y si se cree que es una acción capaz de realizar la grandeza de ánimo de un corazón constante el matarse á sí mismo, sin duda que Cleombroto es singular en esta constancia, pues de él refieren que, habiendo leído el libro de Platón donde trata de la inmortalidad del alma, se arrojó de un muro abajo, pasando de este modo de la vida presente á la futura, creyendo era ésta la acción más heroica, mediante no haberle obligado ninguna calamidad ni culpa verdadera ó falsa á inatarse por no poderla sufrir, y sólo su grandeza de ánimo fué la que excitó su constancia á romper los suaves lazos de la vida con que se hallaba aprisionado; pero de que esta acción fué temeraria y no efecto de una admirable fortaleza pudo desengañarle el mismo Platón (1), quien seguramente se hubiera muerto á sí mismo y mandado á los hombres lo ejecutasen asi, si reflexionando la inmortalidad del alma no creyera que semejante despecho no solamente no debía practicarse, sino que debía prohibirse como contrario á los incontestables principios de la ley natural.



CAPÍTULO XXIII

Sobre el concepto que debe formarse del ejemplo de Catón, que, no pudiendo sufrir la victoria de César, se mató.


Dirán que muchos se mataron por no venir á poder de sus enemigos; pero por ahora no disputamos si se (1) Platón, in Phedone in principio,