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San Agustín

guno debe darse la muerte de su propia voluntad, como con achaque de excusar las molestias temporales, porque puede caer en las eternas: ninguno debe hacerlo por pecados ajenos, porque por el mismo hecho no se haga reo de un pecado propio, gravísimo y excesivo á aquel â quien no tocaba el ajeno: ninguno por pecados pasados, porque para estos tenemos más necesidad de la vida, para enmendarlos con la penitencia; y ninguno por deseo de mejor vida que espera en muriendo, porque á los culpados en su muerte, después de muertos, no les aguarda mejor vida.



CAPÍTULO XXVII

Si por evitar el pecado se debe tomar muerte voluntaria.


Réstanos una causa que exponer, de la que ya habíamos empezado á tratar, y es que es muy importante darse la muerte por no caer en el pecado, ya sea convidado con la blandura del deleite ó forzado por la braveza del dolor; pero si admitiésemos esta causa pasaría tan adelante, que nos obligase á exhortar á los hombres á que se matasen, especialmente cuando, habiéndose purificado con el agua del bautismo y sido regenerados en Jesucristo, acaban de recibir la remisión de todos sus pecados; porque entonces es tiempo á propósito para guardarse de todos los pecados que pueden sobrevenir cuando ya están perdonados los pecados; lo que si se hace bien en la muerte voluntaria, ¿por qué no se hará entonces más que nunca? Por qué todos los que se bautizan no se matan? ¿Por qué, habiéndose una vez librado, vuelven nuevamente á me terse en tantos peligros como hay en esta vida, siendo