Página:La ciudad de Dios - Tomo I.pdf/85

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
67
La ciudad de Dios

santidad é incorruptibilidad de costumbres que el misno Autor de la naturaleza les concedió, y aprecia en ellos.



CAPÍTULO XXIX

Qué deben responder los cristianos á los infieles cuando los baldonan de que no los libró Cristo de la furia de los enemigos.


Tienen, pues, todos los hijos del verdadero Dios au consuelo, no falaz, ni fundado en la vana confianza de las cosas mutables, caducas y terrenas, antes más bien pasan la vida temporal sin tener que arrepentirse de ella, porque en su breve transcurso se ensayan para la eterna, usando de los bienes terrenos como peregrinos, sin dejarse arrebatar de sus ligeras representaciones y sufriendo con notable conformidad los males que prueban su constancia ó corrigen su vida; pero los que se burlan y escarnecen de los suaves medios de que Dios se sirve para acrisolar nuestra justificación, diciendo al hombre perseguido cuando le ven rodeado de calamidades temporales: «¿Adónde está tu Dios?» (1). Digan ellos, ¿adónde están sus dioses cuando padecen iguales infortunios, pues para eximirse de tales vejaciones, ó acuden á su adoración, ó pretenden que se deben adorar? Pero los atribulados por la mano poderosa constantemeute responden: «Nuestro Dios en todas partes y en todo lugar está presente, sin estar limitadamente encerrado en un solo lugar, pues es tan visible su omnipotencia, que puede hallarse presente estando oculto y ausente sin moverse. Este gran Señor, siempre (1) Psalm. 41.