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La ciudad de Dios

arte dicen que los frutos ajenos los suelen transferir de unas en otras tierras? Y Cicerón ¿no refiere que en las doce tablas, esto es, en las leyes más antiguas de los romanos hay establecida pena de muerte contra el que usare de ellas? Finalmente, pregunto al mismo Apuleyo si fueron acusados delante de los jueces los cristianos por las artes mágicas. Las cuales sin duda, supuesto que se las pusieron por capítulo de residencia, si sabía que eran divinas, religiosas y conformes á las operaciones de las potestades divinas, no sólo debian confesarlas, sino también profesarlas, condenando antes las leyes que las prohibían y reputaban por perjudiciales, que tenerlas por admirables y dignas de veneración: porque de este modo ó les persuadiera á los jueces á su parecer, ó cuando ellos quisiesen atenerse al tenor de las injustas leyes y ejecutasen en él, predicando y elogiåndo semejantes artes la pena de muerte, los mismos demonios darían á su alma el premio que merecía, supuesto que por publicar sus divinas obras no temió perder la vida: así como nuestros mártires, acusándolos criminalmente por defender la religión cristiana, con la que sabían habían de salvarse y ser gloriosos para siempre, no quisieron, negándola, libertarse de las penas temporales, sino que, confesándola, profesándola, predicándola y sufriendo por ella fiel y valerosamente acerbos tormentos'y muriendo seguramente en Dios, confundieron las leyes con que se la prohibían y las hicieron mudar. Existe una oración de este filósofo platónico muy extensa y elegante, en la cual se defiende y justifica del crimen que le acumulaban de profesar las artes mágicas, y no quiere defender de otra manera Bu inocencia sino negando, lo cual, aun cuando lo ejecuta se, no podía dejar de ser culpado: y así es que todas las maravillas de los amigos, las cuales con razón siente y confiesa que deben condenarse, se hacen por arte y