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La ciudad de Dios

los hombres, para que lleven los deseos y peticiones de los hombres á los dioses y de éstos traigan las respuestas de las gracias que hubieren alcanzado á los hombres. Y pregunto: ¿cuál es esta causa, y cuánta la necesidad? Porque ningún Dios, dicen, se mezcla ó comu.

Dica con el hombre: luego será donosa la santidad de Dios, que no se comunica con el hombre humilde, y se comunica con el demonio arrogante; no se comunica con el hombre arrepentido, y se comunica con el demonio engañador; no se comunica con el hombre, que se acoge al amparo de su divinidad, y se comunica con el demonio, que finge tener divinidad: no se comunica con el hombre, que le pide perdón de la culpa, y se comunica con el demonio, que la persuade: no se comunica con el hombre, que por medio de los libros filosóficos destierra á los poetas de una república bien ordenada, y se comunica con el demonio, que, por medio de los juegos escénicos, pide á los principales magnates y pontífices de la ciudad los escarnios que hacen de ellos los poetas; no se comunica con el hombre, que prohibe las ficciones de las culpas de los dioses, y se comunica con el demonio, que gusta y se deleita con los supuestos crímenes de los dioses: no se comunica con el hombre, que con justas leyes castiga los delitos é inepcias de los mágicos, y se comunica con el demonio, que enseña y practica las artes mágicas; no se comunica con el hombre, que huye de imitar á los demonios, y se comunica con el demonio, que anda á caza para engañar á los hombres.