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San Agustín

nos engañan mejor, ya cuando á las claras nos dañan.

Y con todo, cualquiera operación de estas no pueden efectuarla por sí mismos, sino cuando y en cuanto se les permite por la alta y secreta providencia de Dios, y no porque puedan mucho sobre los hombres por la amistad de los dioses, como intermedias entre los hombres y los dioses; mediante á que éstos de ningún modo pueden tener amistad con los dioses buenos, que nosotros llamamos ángeles santos y criaturas racionales, que habitan en las santas moradas del cielo, ya sean tronos, ó dominaciones, ó principados, ó potestades de quienes distan tanto cuando los vicios de las virtudes y la malicia de la bondad.



CAPÍTULO XXV

De la comunicación que puede haber entre los santos ángeles y los hombres.


  1. En ninguna conformidad por mediación é intercesión de los demonios debemos aspirar á la amistad ó beneficencia de los dioses, ó, por mejor decir, de los ángeles buenos, sino por la similitud de la buena voluntad con que estamos unidos con ellos, vivimos con ellos y adoramos con ellos al mismo Dios que ellos adoran, aunque no los podamos ver con los ojos carnales; pero en cuanto somos miserables por la desemejanza de la voluntad y por la fragilidad de nuestra fiaqueza, en tanto estamos lejos de ellos por el mérito de la vida, no por la distancia del cuerpo; pues no, porque por la condición de la carne vivamos en la tierra, por eso dejamos de juntarnos y unirnos con ellos, sino gustamos de las 1