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San Agustín

" 140 SAN AGUSTÍN presó cosa alguna de las virtudes del alma, las cuales debieran practicar si fueran buenos? Así que omitió la causa por por la cual podían ser eternamente felices, mas no pudo callar el indicio ó signo por el que consta de su miseria; confesando que la parte principal, que ellos llaman mente ó entendimiento con que dijo que eran racionales, por lo menos la que no estaba prevenida y abroquelada con la virtud no escapaba de las pasiones desordenadas del alma, sino que también ella, como suelen los ánimos estúpidos, padece de algún modo tempestuosas borrascas y perturbaciones, sobre cuyo punto se explica así: «del número de estos demonios son casi, dice, todos los dioses que acostumbran los poetas, no muy distantes de la verdad, fingir que tienen odio ó amor á algunos hombres, concediendo prosperidades, elevando á unos y humillando á otros; así que se compadecen, se irritan, se afligen y alegran, y padecen todo cuanto el ánimo de un hombre sufre, corriendo su tormenta con la misma tribulación y agitación de ánimo por las temibles ondas de pensamientos dudosos; todas las cuales turbaciones y borrascas son muy ajenas de la tranquilidad de los dioses celestiales.» ¿Acaso en estas expresiones hay alguna duda en que diga que se turban como un mar proceloso con las bravas borrascas de sus pasiones, no ciertas partes inferiores del alms, sino el mismo espíritu y ánimo de los demonios, con que efectivamente son animales racionales? De modo que aun no merecen que los comparen con los hombres sabios y cuerdos que á semejantes turbaciones del ánimo, de las que no se liberta la flaqueza humana, aun cuando las padecen por la suerte y condición de esta vida mortal, las suelen resistir sin inquietud alguna de su espíritu, sin dejarse arrastrar de ellas para consentir ó ejecutar una sola acción que desdiga del camino recto de la sabiduría y ley de jus.