Página:La ciudad de Dios - Tomo II.pdf/166

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
164
San Agustín

A 164 SAN AGUSTÍN por cuya mano y omnipotencia se hicieron y criaron todas las cosas: mas no por eso es tampoco mediador, por cuanto es Verbo, pues el divino Verbo, que es sumamente inmortal y sumamente bienaventurado, está muy distante de los miserables mortales, y sólo es mediador por lo que es hombre, demostrándonos realmente con esto mismo que no debemos buscar para aquel bien (no sólo bienaventurado, sino también beatífico) otros mediadores, por quienes entendemos que nos conviene procurar otras máquinas y escalas para poder ascender y llegar, porque el bienaventurado y beatífico Dios, vistiéndose de nuestra humanidad, nos proveyó de un medio infalible para que pudiéramos llegar á participar de su divinidad: mediante á que, librándonos de la mortalidad y misería no nos lleva á los ángeles inmortales y bienaventurados, para que con su participación seamos igualmente inmortales y bienaventurados, sino que nos dírige á aquella sacrosanta Trinidad con cuya participación los ángeles son también bienaventurados: por lo cual, cuando para ser mediador quiso en forma de siervo ser inferior á los ángeles, sin embargo, en la forma de Dios quedó superior á los ángeles, siendo él mismo el que en lo inferior era el verdadero camino de la vida eterna, y en lo superior era la misma vida.



CAPÍTULO XVI

Si es conforme á la razón la sentencia de los platónicos, en que dicen que los dioses celestiales, declinando los contagiosos defectos de la tierra, no se mezclan y comunican con los hombres, á quienes favorecen los demonios para que alcancen la gracia y amistad de los dioses.


Por cuanto no es cierto que el mismo platónico refiere haber dicho Platón que ningún dios se mezcla con el 0