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San Agustín

Cristo Jesús», de cuya divinidad, en que es igual al padre, y de su humanidad, en que se hizo semejante á nosotros, no hay aquí lugar para que podamos discurrir como es razón.



CAPÍTULO XVIII

Que los demonios, cautelosamente, mientras ofrecen con su intercesión el camino para Dios, procuran desviar á los hombres del camino de la verdad.


Pero los demonios, falsos y engañosos medianeros, siendo miserables por la abominación de su espiritu, y malignos por muchas operaciones suyas, son famosos y conocidos; sin embargo, por medio del espacio de los lugares corporales, y por la sutileza de los cuerpos aéreos, nos procuran retirar y desviar del aprovechamiento y progreso espiritual de nuestras almas, y nos abren el camino para lograr conocer y ver á Dios, sino que nos le impiden, para que no caminemos por él, liegando á tanto su encono, que nos ponen obstáculos hasta en el camino corporal, que es falsísimo y lleno de error, por donde no camina la justicia: porque, en efecto, debemos caminar y subir á Dios, no por la excelencia corporal, sino por la espiritual; esto es, por la semejanza incorpórea; sin embargo, en este propio camino corporal que los apasionados de los demonios trazan por las escalas y grados de los elementos, colocando á los demonios aéreos en medio de los dioses etéreos y de los hombres terrenos, entienden y creen que la principal prerrogativa que tienen los dioses es porque por esta distancia de los lugares no pueden contaminarse con el trato y comunicación de los hombres, y por eso