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San Agustín

entienden sino los espíritus malignos, cuyo estilo de hablar ha seguido tan generalmente el vulgo, que aun los mismos que se denominan paganos y pretenden que deben adorarse muchos dioses y demonios, casi ninguno hay tan literato y docto que se atreva á decir en buena parte, ni aun á su esclavo, demonio tienes, sino que cualquiera á quien se lo dijere ha de entender sin duda que le quiso maldecir. ¿Qué ocasión, pues, nos excita á que, además de la ofensa de tantos oídos que ya casi pueden ser todos los que no suelen tomar este nombre sino en mala parte, nos sea forzoso ponernos á declarar lo que hemos dicho, pudiendo con usar del nombre de ángeles evitar la ofensa y mal sonido que podía haber con oir el nombre do demonios?



CAPÍTULO XX

De la cualidad de la ciencia, que hace á los demonios soberbios.


Aunque en el mismo origen de este nombre, si acudimos á la sagrada Escritura hallaremos una exposieión digna de consideración, dícense demonios porque el nombre es griego, dicho así de la ciencia; y el Apóstol que habló por boca del Espiritu Santo, dice: (1) «que la conciencia causa hinchazón, pero que la caridad ediftca»; lo cual no se entiende bien de este modo. si no entendemos que entonces aprovecha la ciencia cuando va asociada de la caridad, pero sin esta hinchazón, esto es, sin la que levanta y ensoberbece á manera de una desaforada ventosidad; hay, pues, en los demonios ciencia (1) San Pablo, I ep. á los Corinth., cap. VIII, Scientia infiat, charitas vera ædificat.