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San Agustín

fundiese mayor terror y obligase á los aterrados dioses á hacer bien, ó que refrenase á los que les causaban miedo, para que libremente y sin obstáculo hiciesen bien; pero le faltaron sus oraciones y conjuros al buen theurgo para poder purificar primeramente del contagio del temor á los mismos dioses que invocaba con el ánimo de purgar su alma. Y si no, díganme: ¿qué causa hay para que pueda tener á mano y como á su disposición un Dios más poderoso con el objeto de excitarles terror, y no pueda tenerle para que los libre del miedo? ¿Acaso se halla un dios que oiga al envidioso y ponga miedo á los dioses á efecto de que no hagan bien, y no se encuentra otro dios que oiga benignamente al bueno, y quite el terror á los dioses para que puedan hacer bien? ¡Oh famosa tehurgia, oh graciosa purificación del alma, donde vale más lo que puede y prescribe la inmundicia de la envidia que la pureza de la obra buena, 6, por mejor decir, donde es más poderosa la perversa y abominable falacia de los malignos espíritus que la buena y saludable doctrina! Porque cuanto éste reflere de que los que ejecuten estas sucias é inmundas purificaciones con tan sacrílegos ritos notan, como con espiritu terao y limpio, unas hermosísimas imágenes, ó de ángeles ó de dioses, si es que ven algún objeto que se les semeje; que es lo mismo que dice el apóstol (1): «Que Satanás se suele transfigurar como en ángel de luz. Suyas son aquellas ilusiones y fantasmas con que, procurando enredar las miserables almas en la religión falsa de muchos y falsos dioses y apartarlas del culto del verdadero Dios, con cuyo favor, y por quien solamente se purifican y sanan de las envejecidas enfermededes del alma, lo cual se dice de Proteo (1) San Pablo, ep. 2 & los corintios, cap. XI. Quoniam Satanas transfigurat se, velut angelum lucis.