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San Agustín

la Cumea fué la autora de esta predicción. Pero los theurgos, ó, por mejor decir, los demonios, que fingen especies y figuras de dioses, antes maculan y profanan que purifican el espíritu del hombre con la falsedad de sus fantasmas y con el engañoso embeleco de sus vanas formas: ¿pues cómo han de purificar el espíritu del hombre los que tienen tan impuro y sucio el suyo? Porque si no le tuvieran de este modo, de ninguna manera se dejaran ligar con los conjuros del hombre émulo y mal intencionado, ni el mismo beneficio vano y fútil que parece habían de hacer, ó de miedo le detuvieran, ó con otra igual envidia le denegaran. Basta el que confiesas que no puede limpiarse con purificación theúrgica el alma intelectual, esto es, la parte inferior de nuestra alma, aunque dices que puede purgarse con semejante arte; sin embargo, confiesas que con esta arte no puede constituirse en la clase de inmortal ó eterna; pero Jesucristo promete la vida eterna, y así concurre bajo sus divinos auspicios todo el mundo, aunque con despecho, mas no sin admiración y terror vuestro. ¿Qué aprovecha decir lo que no pudiste negar, que van errados los hombres con la disciplina theúrgica, y que seducen á infinitos con sus ciegas y necias opiniones, siendo un error evidente acudir con nuestros votos y súplicas á los príncipes y á los ángeles? Y, por otra parte, porque no parezca que has trabajado en vano, diciendo esto vuelves á enviar los hombres á los theurgos, para que éstos purifiquen las almas espirituales de los que no viven según y conforme á el alma intelectual.