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La ciudad de Dios

entendiese en este particular ó pretendiese que se vuelva á buscar la inmundicia: porque si el purificarse perfectamente hace que se olviden de todos los males, y el olvido de los infortunios causa deseo de los cuerpos, en los que han de volver á ligarse en los males, sin duda que la suma felicidad será causa de la infelicidad, y la perfectísima sabiduría causa de la ignorancia, y la suma pureza causa de la inmundicia. Ni el alma será allí realmente bienaventurada por cuanto tiempo residiere en aquel lugar, donde es indispensable que viva engañada, para que sea eternamente feliz: porque no será bienaventurada si no estuviere segura, y para que esté segura, falsamente ha de entender que siempre ha de ser bienaventurada, porque alguna vez ha de venir á ser miserable. ¿Y á quién da ocasión de gozo la falsa proposición, como se gozará de la verdad? Advirtió este inconveniente Porfirio, y por eso dijo que el alma purificada volvía al Padre para no tornar ya más á sujetarse al contagio de los malos.



CAPÍTULO XXXI

Contra el argumento de los platónicos con que pretenden probar que el alma del hombre es coeterna á Dios.


Por estos justificados motivos me persuado que falsamente creyeron algunos platónicos ser como necesario aquel círculo y revolución de unas cosas en otras: lo aun cuando fuera positivo, ¿de qué podría aprovechar el saberlo, á no ser que acaso por este motivo se atrevieran á preferir en doctrina á los platonicos, mediante á que nosotros ignorábamos en la vida actual lo que ellos en la otra conocen que es mejor, Tоио II.

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