Página:La ciudad de Dios - Tomo II.pdf/264

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
262
San Agustín

á fin de establecer y consagrar el número de los mártires, esto es, de los testigos de la verdad, para demostrarnos por ellos que por la fe de la religión, abono y testimonio de la verdad, debemos tolerar y padecer todos los males y penurías corporales. Advertía esto Porfirio, é imaginaba que con semejantes persecuciones había de extinguirse y perecer bien presto este camino, y que por eso no era el general para libertar el alma, no entendiendo que lo que á él le movía, y lo que si él lo escogiera temía padecer, era antes para mayor confirmación y para más firme recomendación y aprobación suya. Esta es la única senda para librar el alma, esto es, la que Dios por su misericordia concedió generalmente á todas las naciones, cuya noticia, sin duda, donde quiera que hubiere de llegar, no se le pudo ni podrá decir ¿por qué ahora y por qué tan tarde? pues á los consejos y altas ideas del que la envía no puede darle alcance la flaqueza del humano ingenio: lo cual sintió del mismo modo esté filósofo cuando dijo que aún no se había recibido este don de Dios, y que no había llegado á su noticia; mas no por eso probó y averiguó que no era verdadero, porque aún no le había recibido en su fe ó no había llegado todavía á su noticia. Este es, digo, el camino general para librar y salvar á los creyentes, del cual tuvo noticia el fiel Abraham, mediante el divino oráculo (1): «En ta descendencia alcanzarán la bendición todas las gentes». Quien aunque fué de nación caldeo, no obstante, para que pudiesen alcanzar semejantes promesas, y que por él se propagase y dilatase su generación (2), «dispuesta por los ángeles en virtud del Mediador»; en cuya descen(1) Génesis, cap. XXII: In semine tuo benedicentur omnes gentes.

(2) Generis, cap. III, v. 19: Diapositum per angelos in manu Mediatoria.