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La ciudad de Dios

tampoco se infiere ni es consecuencia que entendamos que haya sucedido á Dios algún suceso por acaso y fortuitamente porque crió el mundo más en aquel tiempo que antes, habiendo pasado igualmente los tiempos anteriores por infinito espacio atrás sin haber diferencia alguna por la que en la elección se pudiese preferir un tiempo á otro. Y si dijeren que son vanas las imaginaciones de los hombres con que piensan infinitos lugares, no habiendo otro lugar fuera del mundo, les respondemos que de esa manera opinan vanamente los hombres sobre los tiempos pasados en que estuvo Dios ocioso, no habiendo habido tiempo antes de la creación del mundo.

CAPÍTULO VI Que el principio de la creación del mundo y el principio de los tiempos es uno, y que no es uno antes que otro, Porque si bien se distinguen la eternidad y el tiempo, en que no hay tiempo sin alguna instabilidad movible, ni hay eternidad que padezca mudanza alguna, ¿quién no advierte que no hubiera habido tiempos ai no se formara la criatura que mudara algunos objetos con varias mutaciones, de cuyo movimiento y mudanza (como va á una y otra parte, que no pueden estar juntas, cediendo y sucediéndose en espacios é intervalos más cortos ó más largos de pausas y detenciones) siguiera y resultara el tiempo? Así que, siendo Dios, en cuya eternidad no hay mudanza alguna, el que crió y dispuso los tiempos, no advierto cómo puede decirse que crió el mundo después de los espacios de los tiempos, si no es que digan que antes del mundo hubo ya