Página:La ciudad de Dios - Tomo II.pdf/289

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
287
La ciudad de Dios

ya luz en el Señor, sino tinieblas en sí mismos, privados de la participación de la luz eterna, porque el mal no tiene naturaleza alguna, sino que la pérdida del bien se llamó y alzó con el nombre de mal.



CAPÍTULO X

De la simple é inmatable trinidad del Padre, Hijo y Espiritu Santo, un sólo Dios, en quien no es otro la onalidad y otro la substancia.


Así que, el bien que es Dios es solamente simple, y por eso inmutable: por este sumo bien fueron criados todos los bienes, pero no simples, y por lo mismo mudables: fueron eriados, digo, esto es, fueron hechos, no engendrados: pues lo que se engendró del bien simple, en la misma conformidad es simple, y este es el mismo de que se engendró; cuyas dos cualidades ó esencias llamamos Padre é Hijo, y ambos con su Espíritu es un solo Dios, el cual Espíritu del Padre y del Hijo se llama en la sagrada Escritura Espíritu Santo, con una noción propia (ó eoncepto simple) de este nombre; sin embargo, es otro distinto que el Padre y el Hijo, porque ni es el Padre, ni es el Hijo; otro he dicho, pero no otra substancia, porque también este es del mismo modo simple, de la misma manera bien inmutable y cooterno, y esta Trinidad es un solo Dios, no dejando por eso de aer simple porque es Trinidad, y no por eso llamamos simple á la naturaleza del bien, porque está en ella sólo el Padre, ó sólo el Hijo, ó sólo el. Espíritu Santo, mediante á que no está sola esta Trinidad de nombres sin subsistencia de personas, como entendieron los herejes sabelianos, sino que se llama simple porque todo