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La ciudad de Dios

CAPÍTULO XV

Cómo ha de entenderse la autoridad de la Escritura, desde el principio peca al demonio.


La expresión que profiere San Juan hablando del demonio (1): «Desde el principio el demonio pecas. No entiende que si es natural, de ningún modo es pecado: pero ¿qué responderán á los testimonios incontrastables de los Profetás, ó á lo que dice Isaías, denotando al demonio bajo la persona del príncipe de Babilonia (2) «como cayó Lucifer, que nacía resplandeciente de mañana», ó á lo que dice Ezequiel (3): «¿Estuviste en los deleites del Paraíso de Dios, adornado de todas las piedras preciosas?» De cuyos testimonios se deduce que estuvo alguna vez sin pecado, porque más expressmente le dice poco después: Ambulasti in diebus tuis sine vitio, «anduviste en tus días sin pecado», cuyas autoridades, supuesto que no pueden entenderse de otra manera, vienen en confirmación de lo que se dice, que no perseveró en la verdad, para que lo entendamos de manera que estuvo en la verdad, pero que no perseveró en ella; y aquella expresión, que desde el principio el demonio peca, no desde el principio que fué criado se ha de entender que peca, sino.desde el principio del pecado, porque de su soberbia resultó el haber pecado; ni lo que se escribe en el libro de Job (4) hablando del deSan Juan, ep. I, cap. III. Ab initio diabolus peccat.

(2) Isaias, cap. XIV. Quomodó cecidit Lucifer, qui mane oriebatur.

(3) Ezequiel, osp. XXVIII. ¿In deliciis paradisi Dei fuisti, omni lapide pretioso ornatus?

(4) Job, cap. XL, v. 14. Hoc est initium figmenti Domini, quod fecit ad illudendum ab Angelis suis.