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San Agustín

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CAPÍTULO XVII

Que el vicio de la malicia no es alguna naturaleza, sino que es contra naturaleza á quien no da ocasión ó cansa de pecar su Criador, sino su propia voluntad.


Así que, atendida la razón de la naturaleza, no la malicia del demonio, inferimos adecuadamente que está con justa causa dicho: esta es la primera ó principal criatura que hizo el Señor; porque, sin duda, donde no había vicio de malicia, precedió naturaleza no viciada, y el vicio es contra naturaleza, de manera que no puede ser sino en daño de la naturaleza. Así que no fuera vicio el apartarse de Dios, si á la naturaleza, cuyo vicio es el apartarse de Dios, no le correspondiese mejor el estar con Dios; por lo cual, aun la voluntad mala es gran testigo de la naturaleza buena; pero Dios, así como es Criador benignísimo de las naturalezas buenas, así también justísimamente ordena y dispone de las voluntades malas, porque cuando ellas usan mal de las naturalezas buenas, el Señor usa bien aun de las voluntades malas. Por eso hizo que el demonio, que en cuanto es producción de au poderosa mano es bueno, y por su voluntad malo, habiéndole dispuesto y ordenado acá abajo, entre las cosas inferiores, fuese burlado por sus ángeles, esto es, que sacasen fruto y aprovechamiento de sus tentaciones los santos, á quienes desea y procura dañar con ellas. Y porque Dios, cuando le crió, sin duda que no ignoraba la malignidad que había de tener, y pre veía los bienes que el espíritu infernal habia de sacar de su malicia, por este motivo dice el Salmo: «este dragón que formaste para que le escarnezcan»», á efecto de que por el mismo hecho de ha berle formado, aunque por au bondad bueno, se entien-